Mírame una vez más.

Toda mi vida rondaba de acuerdo a un punto del cual no tenía conocimiento claro, un punto del cual, infinitas situaciones reinaban y se hacía participe de mi subconsciente. -¿Cómo ordenar el paso de las cosas que se reflejan en mi punto de vista bajo una distancia, la cual ya no me incomode y no me ponga triste?

Esa mujer me tenía desesperado, angustiado; todo lo que imaginaba era una tranquilidad consecuente la cual me permitiera apaciguarme con este ser que tan cercano a mi, estaba tan alejado, y tan descoordinado con mis señales mentales, que parecíamos dos cargas del mismo tipo que se estuvieran repeliendo. Los problemas no nos dejaban avanzar, cada situación se hacía un problema con ella, si ¡ella!, mi mujer, mi cónyuge, aquella con la cual ya no sé si seguir conviviendo, el desorden emocional en mi, me hace dudar cada vez más. ¿La amo?, pero ¿Qué es eso? ¿Qué es el amor? a estas alturas, todos mis conceptos existenciales me dejan en una nube de insatisfacción que no sé como superar. ¿Acaso es una sensación, que muchas veces suele ser pasajera?, no lo sé, solo sé que ya ese sentimiento se aleja, dejándome ¿heridamente conforme, y resignado a hacer algo mejor? Mis sentimientos ya no me indicaban, ni me daban consejos para poder seguir amándola, como vuelvo a decir, ese sentimiento se alejaba.

Sonó el teléfono y lo contesté de manera muy tranquila, con voz suave, acorde a la situación del trance en el que me encontraba.

-Aló!
-Buenas tardes
-Buenas tardes, ¿con quien habló?
-Ud. habla con el Dr. José Santibáñez del Hospital k17. Disculpe, ¿Usted es algún familiar o cercano de la Sra. Johana Muñoz?
-(con voz ya temerosa) Si, es mi mujer. ¿Ocurrió algo con ella?
-emmm, temo informarle que si, su mujer tuvo un accidente automovilístico mientras iba en su automóvil, un microbús la arrasó por el lado izquierdo, y en este momento se encuentra en coma...
-(voz entrecortada) Gracias por avisar.

En el camino hacía el hospital, en el metro específicamente, me detuve mentalmente a analizar nuevamente esta sensación que siendo nueva, ya la conocía pero de manera distinta, y en periodos etarios distintos. Y ahora recaía en un estúpido raciocinio del cual me lamentaba enormemente. Recién en este maldito momento me doy cuenta de que es lo que estoy perdiendo, mi vaga definición de amor otra vez, como ya es de costumbre me engaña. Ella es mi mujer, mi sustento emocional, mi son de vivir, y ahora ¡QUE!, muriendo en un hospital está.

Qué pestañeo mas raro y nauseabundo he tenido, ya no sé que me pasa. ¿Fue verdad lo que pasó? Tengo la ilusión de creer que estaba dormido y todo fue un mal, muy mal sueño, una terrible pesadilla. Y al parecer, así lo afirmo, viendo a mi mujer venir hacía mí. Saludándola muy cariñosamente le dije que la Amo, que me perdone por todos esos malos ratos que la he hecho pasar. Su actitud, como era de esperarse, y una de las muchas cualidades de las cuales me enamoré por primera vez, fue de compresión, sin regaños ni odio. Me encantó esa situación de tanta paz que tanto desee algún día.

Paseamos por muchos lugares de la ciudad, e incluso lugares y emociones recónditos en nuestras mentes, conversamos mucho, recordando y con lo cual arreglamos varios asuntos de nuestras vidas. Al fin nos quedamos afuera de un cine, pero solo afuera, ya que decidimos no entrar, por la simple causa de que perderíamos tiempo importante de comunicación, y en vez de eso decidimos comer algo en el patio de comidas subsiguiente al cine.

Que feliz estoy, al fin he logrado mi equilibrio emocional y claridad en mis ideas, Johana te amo con todo mí ser. Todo iba excelentemente bien hasta un momento crucial...

...Nos volveríamos a besar desde hace mucho tiempo ya, y cuando al abrir los ojos, ya no son los lindo ojos de ella los que veo, sino que veo la cruda realidad a la cual estoy sometido. Estaba sentado al lado de mi mujer, en el hospital, viendo su lindo rostro y ansiando su escultural cuerpo, ya sin vida.

JR.