Si hubiera un silencio que denotara al mar bravío de un pensamiento inhibido, habría más silencio del que apreciamos. Desfigurando cada uno en sí, lo que se intenta como expresión, se confunden las partes, interiorizando lo que realmente creemos y sentimos. ¿Qué pasaría al hundirnos en el pensamiento inhibido?, claramente nos ahogaríamos, sería como descubrir nuestro propio caos sin ningún agente externo.
La libre expresión de un sistema nervioso en señales eléctricas es lo que llamaríamos sentimiento, los cuales se acumulan y acumulan. He aquí el peligro de la sobrecarga caótica. Lo que se intenta, se transforma. Y llegas a algo que no creíste ver, como una escritura del alma, una corriente de conciencia.
Si, efectivamente, todo debería volver a la espontaneidad.