jueves, 19 de noviembre de 2009

curiosidad

Mira aquel anciano, en esa banca, en su mundo de sabiduría, quizás de mediocridad por estar al cúlmine de su vida, la espera a un mundo de tranquilidad que pronto llegará, un mundo de descanso. ¿Qué hay de sentirse un estorbo, estar en soledad, recordar buenos tiempos?, el paisaje cada vez se hace más admirable, pero es una admirabilidad desilucionadora y desepcionante, la urbanización ya es un caos que desequilibra la pasividad de su mente.

La soledad inexpresiva de esa vida en el centro de la plaza, su soledad ya no es sufrida, su centro, el interior reacciona lentamente frente a las situaciones, sus experiencias deben ser o son más tranquila para poder mantener el encantamiento de un supuesto cielo, el paisaje dibujado sobre la urbanización. Las expresiones, que se descubren en soledad, no encuentran el elemento común, su clip de conección dentro de un sistema de electricidad para prender una pequeña ampolleta, lo que permitiría que el personal de su exterior lograra entender la vida que pueda existir dentro de su ser. Su ser periférico, entra en curiosidad con el medio, puede demacrarse por completo, pero su sabiduría mediocre indica lo contrario, su mediocridad lo iguala al pueblo, todos son mediocres, y en cuanto a sabiduría el anciano supera al pueblo; ;¿Por qué el anciano es despreciado, si es superior a nosotros?...

saludos.
JR.

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